domingo, 8 de junio de 2014

Kote, el placer de Japón



Hola a todos, soy el Dr. B, y sí, estáis como siempre, en Jalar en el Vallés. Os escribo después de un año ya para presentaros un nuevo restaurante. Por eso, antes de nada, mis disculpas por haber tenido tan abandonado este vuestro blog. 
Como os decía, vuelvo a él para presentaros lo que para mí ha sido una revelación en el panorama culinario del Vallés: el Restaurante Kote, de Sabadell. Situado en lo más céntrico de la ciudad es un restaurante especializado, como no podía ser de otro modo, en verdadera cocina japonesa. Y recalco verdadera porque, para los que hemos tenido la suerte de estar esos lugares, en general es complicado encontrar aquí los sabores propios de aquellas lejanas tierras. A veces se consigue, es cierto, pero normalmente es un camino con pocas victorias y demasiadas derrotas. Japón es algo más que sushi, como muchos ya sabéis. Aquí os dejo unas fotos, para que veáis con más detalle:
Yaki edamame

Okonomiyaki al estilo Hiroshima

Kinoko Yakisoba

Okonomiyaki al estilo Osaka


Además de esto, deciros que el restaurante Kote es sencillamente maravilloso. Los olores, los sabores, son auténtico Japón. La ambientación es oriental y moderna, pero no recargada ni nada estereotipada.  Y el grupo humano es joven y dispuesto, y transmite ilusión y alegría desde que entras por la puerta. Son el fiel reflejo de la propietaria, la Srta. Nami Fukunaga.  


En cuanto a los detalles, sabed que todo el mundo está conociéndolo ahora, por lo que suele ir mucha gente, sobretodo en fin de semana. El martes es el día de cierre semanal, para los despistados. Y en cuanto a la comida, nosotros no hemos visto menús, y hemos ido a la carta, a descubrir todo su potencial, que es mucho. Los precios no son los más baratos del mercado (entre 10 y 15 euros por plato), pero considerando que hasta el arroz es japonés (bien lavado, como procede) se puede considerar más que justo. Mi plato recomendado: el okonomiyaki al estilo Hiroshima, claro.

Conclusión: decía Sabina en una canción que, sobretodo, nunca, nunca, nos cerraran el bar de la esquina. Siempre me hace sonreír esa frase, porque pienso al momento en un pequeño sitio, cálido, cómodo, en el que estar tranquilo y feliz. Desde hace poco, ese lugar, imaginario en mi cabeza, ya existe. Gracias Nami. Gracias Kote.

Un honor, un placer, y un saludo.
Domo arigato gozaimasu

Ps: Mi más profundo agradecimiento a David Bastus y a Laura Sánchez por presentarnos este lugar. Y al Kote, por hacerme volver a querer escribir en este blog. Hasta pronto.

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